miércoles, 8 de noviembre de 2006

POR LA DIGNIDAD DEL PROFESORADO



Para los que estáis fuera de la educación os informo de que ayer hubo una huelga de docentes en toda Extremadura para manifestar el apoyo al profesor del IES Santiago Apóstol Carlos Cabanillas, tras ser condenado por un juez por insultar a un alumno.


El éxito fue rotundo y ha sentado al menos un precedente en el que por primera vez los profesores nos unimos para apoyarnos ante las duras situaciones que nos encontramos a diario en las aulas.


Las versiones que corren sobre el asunto son contradictorias, teniendo en cuenta las partes implicadas. Sobre el asunto del tan traído y llevado "gilipollas" ("Un perro sólo muerde a un gilipollas") que el profesor le espetó al alumno (expedientado en varias ocasiones por tenencia de navajas y otros "errores cometidos en el pasado", según fuentes cercanas a la familia), diré que el año pasado "zorra" fue el calificativo que le endosaron a una profesora cuando se negó a dejar salir a un grupo de alumnos del recinto escolar en horario de clase. ¿También deberíamos denunciar nosotros? Probablemente el juez no nos diera la razón, claro.
Hace menos de un mes, a un compañero le han pegado dos collejas al pasar por el pasillo del instituto. El año anterior, un alumno levantó el puño a una profesora por reñirle cuando no hacía absolutamente nada en clase.
No olvidemos que, también el curso pasado, dimitió el equipo directivo en pleno del IES de Jaraíz de la Vera al verse incapaces de dominar los problemas de disciplina y de drogadicción que se daban en el del centro. En el C.P. Los Glacis, de Badajoz, se suspendió de sus funciones a un maestro acusado de abusos sexuales por parte de los padres de una alumna ¡de 3 años!, cuando finalmente se probó que había sido un familiar cercano. Otra compañera comentaba ayer que un alumno la había tirado por las escaleras...

Diréis que son casos extremos. Yo os diré que el día a día pasa por aguantar a alumnos que no traen el material a clase, se tumban, se niegan a trabajar ni a obedecer, te insultan cuando les riñes, fastidian a los que quieren trabajar, lanzan objetos, empujan a los profesores por los pasillos, hablan dando voces, llegan tarde sistemáticamente sin que se les pueda castigar por ello (por encima de todo está su derecho a la educación), maltratan los ordenadores, destrozan los exámenes, te acosan y se ríen de ti por las calles, llaman a tu casa, etc. Y todas estas actitudes las mantienen porque en casa tienen a unos padres consentidores que los respaldan, y que, cuando los llamas para comunicarles su comportamiento, se ponen a la defensiva, o se niegan a colaborar, o, como mucho, se echan a llorar y no hacen nada. Estos padres, ni pueden ellos con sus hijos, ni nos ayudan a los demás a que los eduquemos.

Ya estoy harta, ya estamos hartos. HUELGA NACIONAL YA.