sábado, 31 de mayo de 2008

QUIEN TE HA VISTO Y QUIEN TE VE 10. SOLUCIÓN.

Como han sabido solo algunos (4 puntazos esta vez), el personaje de esta edición era Harry Anderson, el excéntrico juez protagonista de Juzgado de Guardia (Night Court), serie mítica de nuestra infancia. Antes de ser actor, se ganaba la vida como mago, de lo que sigue viviendo en nuestros días. Aunque a mí me hacía mucha gracia también el fiscal, el actor John Larroquete. Creo que la ponen, a altas horas de la madrugada, en Popular TV o Localia.





Quiero deciros que a partir de la próxima entrega voy a dar poquísimo tiempo par averiguarlo, a ver si así no hay tantas filtraciones. Y que espero que la próxima entrega sea tan difícil, que ni la Julita-chivatona lo sepa. Bsss y ¡vaya mierda de tiempo que hace!

(Eva, espabila que te cogen ventaja)

jueves, 29 de mayo de 2008

ÉSTA ES UNA PISTA PARA MI DISFRAZ DEL SÁBADO



(¡POR FAVOR, QUE DEJE DE LLOVER, QUE SE JODE EL EVENTO!)

lunes, 26 de mayo de 2008

QUIEN TE HA VISTO Y QUIEN TE VE 10. NIVEL: DIFÍCIL EXCEPTO PARA JUANMA, JAJAJAJAJAJ.



Desde luego, si la Julita acierta este personaje, debería dedicarse a la fisonomía profesionalmente. Como el cambio del tipo es espectacular, intentaré que las preguntas sean un poco más... elocuentes:
1ª PREGUNTA (DOBLE): ¿Cómo se llama este actor? ¿Cómo se llamaba el personaje que interpretaba en una exitosa serie de televisión americana? (2 puntos)
2ª PREGUNTA: ¿Cuál era el nombre de la serie susodicha? ¿Y su título original en inglés? (1 punto)
3ª PREGUNTA: ¿Cuál era, en realidad, la habilidad artística de la que vivía este simpático personaje antes de dedicarse a la interpretación y que a veces exhibía en la serie? (1 punto)

A ver si os lo curráis un poco. Lo dejaré hasta el final de la semana. ¡Suerte!

FELIZ CUMPLEAÑOS, PAQUETE

AH, Y POR CIERTO, ID PREPARANDO LOS DISFRACES, QUE LA FIESTA ESTÁ, COMO DIRÍA MI QUERIDO MALAVENTURA... ¡A LA VUELTA DE LA ESQUINA!


jueves, 22 de mayo de 2008

LO TUYO ES PURO TEATRO. Capítulo 8. Madrid: la otra cara.


Pocas horas de agonía después, me fui a trabajar, molida y con la cabeza a punto de estallar. Cuando emergí de la boca del metro, me di de bruces contra el Campamento de la Esperanza, porque me había equivocado de parada y en vez de bajarme en Santiago Bernabéu, lo había hecho en Cuzco, que quedaba a pocos metros.

Los trabajadores de Sintel, ex filial de Telefónica, llevaban cuatro meses acampados en el Paseo de la Castellana, frente al Ministerio de Economía, como protesta por el fraude fiscal que había llevado a la empresa a la quiebra y dejado a más de mil setecientos trabajadores en la calle. A muchos de ellos se les adeudaban más de siete meses de nóminas, y en el tiempo que llevaban allí acampados, la desesperación se había cobrado un considerable número de víctimas, a causa del infarto o el suicidio. Las esposas y trabajadoras, asimismo, ejercían una protesta paralela y ejemplar, permaneciendo ochenta y un días encerradas en la catedral de la Almudena.

El montaje del campamento obtuvo una impresionante repercusión mediática y fue visitado por políticos (Zapatero, como jefe de la oposición), periodistas (María Teresa Campos), intelectuales (Saramago, Sampedro), cantantes (Ismael Serrano) y personajes televisivos (el Gran Wyoming), que apoyaron la causa y le dieron permanente publicidad. Los amotinados agradecieron su compromiso poniéndoles sus nombres a muchas de las calles que, como un pequeño poblado rebelde, habían ido levantando con los deshechos y la chatarra acumulada. A veces, desde Cortefiel, los veíamos zambulléndose en una improvisada piscina de plástico, que sofocaba momentáneamente sus calores y reivindicaciones; o cocinando una gigantesca paella que diera de comer a algunas de las casi mil ochocientas bocas protestantes y hambrientas.

Penetrar en el campamento me causó una gran impresión. Centenares de hombres ejercían su vida cotidiana en la calle y en público: se lavaban y afeitaban, desayunaban y cenaban, quitaban y ponían, acarreaban materiales, apuntalaban una habitación nueva… laboraban para el poblado, en definitiva. Como una tribu que terminara de evolucionar hacia el sedentarismo, o como un grupo de náufragos que tuvieran que reinventarse en una isla desconocida y desierta. Fui esquivándolos como pude, para poder llegar a la tienda, ensimismada con la contemplación en vivo de una sublevación de trabajadores al más puro estilo Germinal.

Pero sucedió lo inevitable, y es que los hombres que formaban aquel colectivo humano, masculino, y a la fuerza abstinente (como los castigados esposos de Lisístrata), al verme caminar, curiosa e inocente, delante de ellos, en un gesto reflejo unieron sus voces en una sola voz, pero no al compás de la Internacional, lo que habría sido ya el colofón del romanticismo proletario, sino al estridente grito de: ¡¡¡RUUUUUUUBIAAAAAA!!!, que me dejó paralizada por un segundo, amén de medio sorda. Olvidados de sus pesares laborales, desbaratados de lujuria, me propinaron los más descorteses exabruptos, ante los que desfilé atónita, desafiante y rabiosa. Perdí de repente toda implicación ideológica, así que me mordí los labios para no recriminarles a gritos que acababan de estropearme una emocionante catarsis solidaria.

A partir de entonces empecé a tener una pesarosa visión de la lucha de clases: y es que lo que realmente persistía con los años no era la conciencia de la clase obrera, sino el macho ibérico obrero, atalayado tras la herida del sindicalista maltratado. Para mí, la injusticia social era la misma para el deshumanizado trabajador que para la mujer cosificada. No podía entender la una sin la otra. Así dio comienzo mi decadencia roja.

Corrí todo lo que pude a refugiarme en Cortefiel, a soportar mi particular explotación laboral. Para colmo de males, me tocó atender a una repelente señora de metro y medio de estatura, que hablaba en andaluz, y que me tuvo dando vueltas por la tienda arrastrando una estúpida camiseta de lycra de mil quinientas pesetas. Finalmente me la mandó reservar para el día siguiente. Cuando le pregunté su nombre para hacer la reserva, me lanzó una mirada abyecta, y entrecortadamente, exclamó:

-Yo… pues yo soy… Señora de… yo soy… Señora de Aparicio... La señora de Aparicio… La mujer de… ¡La madre de Julio Aparicio, el torero!

Se quedó con las ganas de decirme “pedazo de estúpida, es que acaso no me conoces”, pero su soberbia y malos modales eran, hasta para eso, limitados. Sobra decir que ni se molestó en pasarse a por la puñetera camiseta reservada. Después de eso, me interné, por primera vez de forma voluntaria, en el almacén, a seguir desempaquetando camisas y rebecas y clasificarlas según fueran P, M, G, SP o SG. Estaba hasta el moño de las clientas mediocres que compraban en Cortefiel aspirando a poder comprar algún día en Armani.

Cuando regresé a casa, me sentía abatida. Me amparé, como siempre, en la conversación. Divina empezó a contarme que esa misma tarde había participado, sin saberlo, en un programa de cámara oculta realizado por Televisión Española, mientras visitaba una tienda de animales de las Vaguadas. La jugada consistió en que, la dependienta, fingiendo un ataque de pánico porque su compañero, el experto en reptiles, había salido dejándole a su cargo una pitón de gran tamaño, sin saber muy bien qué hacer con ella, le encasquetaba la serpiente al anónimo cliente. Divina, lejos de salir corriendo, abrió un ojo como un camión, y encantada de la vida, le respondió:

- Trae para acá, que yo te la sujeto.

Se colocó la bicha sobre los hombros y, bufanda al cuello, siguió contemplando los terrarios, a ver si se decidía de una vez por alguna de aquellas mascotas. Debieron de flipar los del programa con su naturalidad, pero claro, lo que buscaban era una reacción alterada, o extrañada al menos, por lo que su sketch no fue emitido por la tele. Tan solo salió una escena, al final, mientras pasaban los títulos de crédito.

Yo escuchaba con atención su anécdota, sin un ápice de asombro, ávida por contarle lo que me había ocurrido con la Señora de Aparicio (pinchando aquí, la de la derecha). De pronto recordé otra historia acaecida días antes:

- ¡Y lo de la clienta chilena del otro día, Diva, que se me ha olvidado contártelo! La cajera, que la conocía de otras veces, le preguntó que qué tal en Chile, y ésta empezó con que, sinceramente, estábamos mejor con Pinochet, económicamente hablando, porque Allende era un borracho cocainómano y dado a las orgías sexuales. Y Pinochet un amante esposo y padre de familia que no sale nunca sin su mujercita. Además, los hombres a los que mató eran terroristas como los que tenéis aquí en el País Vasco; y los comunistas, gente pobre, sin cultura ni educación, que no tenían otra opción que echarse las armas al hombro porque así, además, se libraban de la dura tarea del campo. ¿Te puedes creer, la impresentable?

Divina no podía entender mi indignación:

- Yo, mari, de política sabes que…

- Pero te estoy hablando de Pinochet, tía, el mayor genocida de los últimos tiempos. Claro que la tipa ésta se ha gastado casi ochenta mil pelas en ropa, con lo cual se entiende todo, ¿no crees? Bochornoso.

- Si tú lo dices… Mira, yo qué sé, a mí esas cosas es que no me importan.

Y cambiando, interesadamente, de tema, siguió:

- Que la Lola está a punto de parir y no hemos pensado todavía qué vamos a comprarle al crío.

Yo me resigné y asentí:

- Podíamos hacerle un regalito también al mayor, para que no coja celos, ¿te parece?

Mi amiga Lola tenía también otro niño, de un año y poco. Y esperaba el segundo en medio de un torrente de turbulencias sentimentales y familiares.

- Lo que tú quieras, mona.

- Pues mañana me paso por El Corte Inglés y se lo miro. Con eso veo cuánto valen las medias esas antivarices de las que me han hablado. Tengo las piernas tan doloridas…

Lo que yo no podía ni imaginarme era que el inofensivo chubasquerito con los personajes de la Warner que había de comprarle, al día siguiente, al nene mayor, le hiciera tan poca gracia a mi amiga Lola. Un gracioso impermeable infantil de la talla dos. Una intrascendente prenda de vestir, puñeta.

Continuará

lunes, 19 de mayo de 2008

CUESTIONES LINGÜÍSTICAS III.



PARÓNIMOS

Son parónimos aquellas palabras parecidas fonéticamente pero diferentes en su significado, con lo que suele ser muy fácil confundirlas a la hora de aplicarlas en un contexto. Éstos suelen ser algunos de los parónimos más habituales:

§ Aprender (adquirir conocimientos) / aprehender (coger, agarrar o captar): He aprendido mucho sobre Economía con este máster. / La policía ha aprehendido un gran alijo de droga.

§ Actitud (comportamiento) /aptitud (capacidad): Este alumno tiene una actitud excelente en clase. / Este alumno tiene aptitud para los deportes.

§ Infligir (imponer un castigo o daño) / infringir (violar una norma): El profesor le infligió un duro castigo al alumno por copiar. / El motorista infringió el límite de velocidad en la travesía.

§ Espirar (expulsar el aire exhalado) / expirar (morir): En yoga hay que inspirar y espirar el aire despacio. / Tras una larga agonía, finalmente expiró.

§ Infectar (transmitir una enfermedad) / infestar (plagar, abarrotar): Se infectó del virus que estaba analizando en el laboratorio. / Los pulgones infestaron el jardín.

§ Prejuicio (valoración que se hace de algo sin conocerlo) / perjuicio (daño): No se deben tener prejuicios ante las culturas desconocidas. / Las obras del edificio colindante le han causado grandes perjuicios materiales en su vivienda.

Otros parónimos son: espiar / expiar; prescrito / proscrito; perecer / parecer; aludir / eludir; bucal / vocal; indigente / indulgente; inflación / infracción; lívido / libido…

Así, si aludimos a un tema, lo estamos mencionando; pero si lo eludimos, lo ignoramos. No es lo mismo hacer ejercicios bucales (con la boca, por ejemplo, aprender a pronunciar la /rr/), que vocales (modular la voz y utilizarla en el tono adecuado para tratar problemas crónicos de afonía, verbi gratia). Si somos indulgentes con los indigentes, nos estamos mostrando tolerantes con los pobres. En ocasiones, la inflación nos puede salir mucho más cara que una infracción de tráfico, si es que la primera hace subir considerablemente los tipos de interés de las hipotecas. Por último, la libido es muy probable que nos ponga de todos los colores… menos lívidos, pues entonces estaríamos, probablemente, enfermos.

Seamos cuidadosos con nuestro discurso, no vaya a ser que solicitemos una indemnización por daños y prejuicios a nuestro seguro del hogar y obtengamos a cambio una educada pero paupérrima disculpa.

domingo, 18 de mayo de 2008

"QUIEN TE HA VISTO Y QUIEN TE VE 9. SOLUCIÓN"


Tanto la foto anterior como ésta corresponden a la cantante irlandesa Sinead O´Connor, cuya exitosa canción "Nothing compares to you", compuesta por Prince, vendió millones de copias del álbum en el que aparecía y fue un acontecimiento mundial en 1990. Habla del sentimiento de soledad desgarradora ante la ruptura de una relación amorosa. "All the flowers that you planted mama / in the back yard / all died went you went way..." Todas las flores que planteste, cariño, en el jardín de atrás, murieron cuando te fuiste. Una obra maestra musical que no deja de ponerme los pelos de punta. Y para que recordéis el estremecedor vídeo, aquí os lo dejo. Puntos para casi todos, aunque a alguno se le ha olvidado decir POR QUÉ murieron las flores, así que les rebajaré medio punto. Por cierto, el anónimo no sé quién es, que se hubiera identificado.

martes, 13 de mayo de 2008

QUIEN TE HA VISTO Y QUIEN TE VE 9. (NIVEL: MUY FÁCIL)

Hace tiempo que no ponía ningún personaje mal envejecido, así que ahí va este nuevo.



1ªPREGUNTA: ¿De quién se trata? (1 punto)
2ª PREGUNTA: ¿Quién fue el autor de su canción más exitosa? (1 punto)
3ª PREGUNTA: En la letra de esta canción se habla de unas flores. ¿Qué les sucede y por qué? (Para anglófilos: 1 punto)

Hasta el fin de semana lo dejo.


jueves, 8 de mayo de 2008

_____________POETAS__________


Los alumnos me han hecho una actividad literaria consistente en practicar la creación de varios subgéneros líricos: la oda, la sátira, la égloga, la elegía y el himno. Son de estos ejercicios que un profesor de Secundaria manda de vez en cuando, a ver si suena la flauta. 2ºC, mi tutoría, agoniza en el intento. 2ºD, en cambio, reacciona con entusiasmo y, durante una semana, los chavales van recitando, orgullosos de su alma creadora, sus composiciones.

De entre todos los géneros, las sátiras son las que más nos han hecho reír. Una sátira es un poema lírico en el que se censuran los vicios y defectos de una persona o de una sociedad. Todos recordamos el célebre “Érase un hombre a una nariz pegado”, con que Quevedo ridiculizaba a Góngora, su eterno rival. Para que no se despistaran demasiado, les pedí que se ciñeran a un solo tema: la indumentaria juvenil actual, y éstos son, firmados bajo pseudónimo propio, los resultados. Sus autores, poetas de 13 años.

I.

Por no gastar mucha tela

por tener mucho dinero

la gente cada vez

enseña más los pellejos.

Y siempre por el verano

la gente va a la playa

para ver a la tía Mercedes

que solo lleva unas bragas.

“el Regulá”


II.

Van por las calles

como si estuvieran solas

con las bragas al aire

y sin sentir vergüenza de nadie

como si la gente no tuviera ojos

y ellas tampoco.

“El Grande”


III.

Vaya ropa que se lleva hoy día

en mis tiempos eso no se veía.

Calzones y bragas al viento.

¡Ay que tiempos!

Con esas minifaldas

que parecen un cinturón

y esos grandes zapatos de tacón.

Cuando llegues a casa

y tu madre te vea…

¡te va a poner fea!


IV.

Me da dolor de vista

cuando veo a un artista

con traje de chaqueta y

zapatillas amarillas,

y no digamos los vestidos

encima de los pantalones

que se parecen a mi abuela

cuando hacia los jabones.

“Alex”


V.

A unos pantalones casi en el suelo

detrás de ellos un enorme lucero,

casi en el suelo y nada más guiados

por piernas enclenques que no conocen el frío.

Y mientras unas faldas, que casi son trapos,

con el culo medio al aire corriendo,

cual gacela en la sabana.

“Águila”


VI.

Sus ojos dos luceros,

su nariz la artillería,

su boca una cueva oscura,

sus dedos hoja enroscada.

Aunque se pone los pelos más

tiesos que la torre de la Giralda

“Tati”


VII.

La ropa de ahora

está desaprovechada

con los pantalones cagados

hasta el que no quiere los ha mirado.

Los pelos de punta

todos los llevan,

y el que no

es raro un mogollón.

“Gomita


VIII.

Qué bonita va con su falda corta,

andando derechita

y sin poderse ni agachar.

¡Pero son las modas!

algo que una joven

sabe respetar.

“Oerbona”


IX.

Oh, madre, él es mi amado

pero cuando sale con ese peinado

me quedo parado.

Con esa ropa no sale

porque parece mala

y cuando sale

con los pendientes largos

me deja pasmado.

“Lucecita”


X.

La ropa de ahora

es una fachada

todo el cuerpo va al aire

y encima

no pega con nada.

“Cinea”


XI.

La gente no sabe lo que lleva,

pantalones hasta abajo,

camisetas hasta los tobillos.

¿Crees que así se puede

ir a algún sitio?

La gente odia

que la ropa sea tan fea.

Para ir a algún sitio,

no hace falta ir tan mal vestido.

“El poeta”


XII.

La vestimenta moderna es:

los pantalones caídos

el pelo rebelde

y el tanguilla viéndose.

No se suben los pantalones

porque no se quieren

parecer a Jacobillo

y por eso llevan los pelos

de pinchillos

y son unos chulillos

y unos creidillos.

“La Guiyena”


XIII.

Padre, yo a las vestimentas

de hoy recrimino;

pues los niños de ahora

están un poco salidos,

ya que en su caminar,

las llevan bien ajustaditas,

y apretaditas.

“Pedrito”