martes, 22 de enero de 2008

LO TUYO ES PURO TEATRO. Capítulo 1.


Hace ya algunos años, antes de ser decente, docente y burguesa, me largué a Madrid a trabajar un verano y así quitarme de en medio, harta del paro y de los coñazos familiares. Aquella experiencia, dura, sin duda, me proporcionó, empero, el mayor número de anécdotas que pueda contar en mi vida.

Llegué de prestado y repentinamente, así que me hospedé en el agujero que quedaba libre en un cuchitril que una loca amiga mía se repartía con otras dos amigas como ella (de locas, digo). Compartíamos, ambas, habitación y cama, aunque eso no era ningún problema para quienes gozaban de hábitos que tenían lugar en las caras opuestas de la jornada: ella dormía de día y yo de noche, y muy pocas veces coincidimos en la misma sábana. Cuando yo madrugaba para hacer mi rutinario trayecto: Argüelles - San Bernardo - Bilbao - Alonso Martínez -TRANSBORDO - Gregorio Marañón - Nuevos Ministerios - Santiago Bernabéu (les recordamos que la estación de Nuevos Ministerios permanecerá cerrada debido a las obras de la línea 8-Aeropuerto de Barajas); ella entraba por la puerta hecha una piltrafa de haberse estado desparramando durante horas por las discotecas más chic del barrio de Chueca, donde ponían un musicón, mari, de escándalo.

El piso era tan sombrío que había que encender las luces durante todo el día, o sea que, en realidad, malvivía en una caverna de oscuras paredes empapeladas al más puro estilo kitch y cutre de los 70, que hubieran conducido derechito a la sobredosis de barbitúricos al infeliz inquilino que anduviera un poco depresivo. Por el patio de luces (¡contradictorio término para una chimenea semejante!) se mezclaban, a cualquier hora, los chillidos seniles de una vieja delirante, con los cantos caribeños de varias sudamericanas que, o bien se dedicaban al oficio más viejo del mundo, o bien eran simples cajeras del Superplus de la esquina. Cualquiera de las dos opciones hubiera sido válida en un universo tan extraordinario y onírico como el Madrid que yo conocí durante esos tres meses. De hecho, lo primero que vio una paleta como yo al apearse del autobús el día que llegó, fue a un negro, y tanto me extrañé que dije para mí: “Coño, pues sí que estoy en Madrid”. Nunca antes había visto a un negro fuera de los puestos del mercadillo. He de admitir, en mi defensa, que por aquel entonces todavía no había llegado a provincias avalancha alguna de ciudadanos rumanos, búlgaros, polacos o marroquíes, por lo que la inmigración resultaba un acontecimiento ajeno a mi conciencia de licenciada recién estrenada. Vaya licenciada de pacotilla era yo por aquel entonces.

Aparte de los ocupantes habituales, existían también otros vestigios de vida en aquel tugurio: las pelusas de debajo de la cama, los residuos del cuarto de baño, una pecera donde buceaba un bonito banco de peces exóticos (único hálito de vida que se respiraba en la vivienda); una jaula llena de ratoncitos cuya finalidad, en esa casa, era la de servir de alimento a la futura boa constrictor que mi compañera tenía pensado comprarse como mascota... Yo me consolaba rezando al dios de los ateos para que tal caprichito no fuera adquirido antes del otoño, en que tenía pensado regresar al redil. Mis súplicas fueron escuchadas; por eso, desde entonces, soy todavía más atea.

Pero el intruso más regular de esa fonda era el Fernan, que decía dormir en un piso que quedaba a pocas paradas de metro, pero vivía allí con nosotras. Nada más cotidiano que llegar del curro y encontrarse al Fernan fumándose un chicho mientras veía el Mamma Mía del Telemadrid o rasgueaba las cuatro notas de su guitarra española, regalo del curso CCC por correspondencia al que se había adherido. Desayunaba, almorzaba y cenaba en nuestro salón, así que, desde el primer momento, acepté como el Evangelio que en aquel piso viviríamos: tres gays (la Yanqui, el marido y mi amiga), una cucaracha hetero infiltrada (yo) y el Fernan, que era… no sé, un tío que gozaba del sexo femenino mientras alegraba la vista al masculino. Pero el Fernan, por su idiosincrasia y por los momentos tan geniales que me hizo vivir, se merece un capítulo solo para él, al igual que la Fefa, la otra alma mater de aquel verano, así que los abandonaré por el momento.

El caso es que un fin de semana vino de visita un primo de la Yanqui, del pueblo de toda la vida. Un chico jovial, educado y ennoviado, y ajeno por completo a la parafernalia sexual de su primo…

Continuará.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajaja, que bien escribes "perra".Ánimate y escribe un libro, o, por lo menos, empieza con un cuento cortito.

Mira! este puede ser el principio de ese cuento corto.

Si yo tuviera tu don no dudes de que escribiría algo para que me lo publicasen.

Bueno guapa, espero ansiosa la continuación de este relato.

Besitos.

Anónimo dijo...

Jajaja, que caña de piso no ?, vaya personajes que os juntasteis allí, ya estoy esperando el segundo capítulo de la historia, creo que el Fernan ese promete.

Anónimo dijo...

je je que bueno....vaya piso, si se puede llamar asi....jojo

Anónimo dijo...

Que caña ese "Fernan", dale caña a la proxima entrega.

Anónimo dijo...

Por cierto, que risa con la Yanqui y la Fefa, parecen dos personajes sacados de una peli de la época "oscura" de almodovar !!

La Narrattrice dijo...

Juro ante el dios todopoderoso de los ateos que todo lo que aquí se cuenta es rigurosamente cierto.

Anónimo dijo...

yo estuve en ese piso y los conocí a todos/as ajjajaja que caña doy fé

Anónimo dijo...

Jajaja, yo también espero ansiosa la segunda entrega y al igual q Eva tengo de deccirte, q bien escribes, hija!, te estoy imaginando en ese pisito...q fuerte y q experiencia...sigue escribiendo.

Besos

MALAVENTURA dijo...

....nos has dejado con la miel en los labios, venga la continuacion que pasa con la Yanqui? y con el Fernan...mas please

Anónimo dijo...

Menudo piso, ¿una boa?, madre mía, lo tienes todo, el escenario, "un piso cutre" , los personajes "la yanqui, Fernan,.."
y lo que es más importante, está basado en hechos reales, ja, ja.
Ansío leer la segunda parte

Anónimo dijo...

POR FAVOR SEGUNDA ENTREGA YAAAA!!!!
No nos puedes dejar así! Vaya telita como escribes eh? Deberías escribir un libro, en serio.

Anónimo dijo...

eso eso , escribe una novela o algo....a ver si dejo de currar jajajajaaj

Anónimo dijo...

Ja, ja, ja. Yo también doy fe de la veracidad del relato. Por fin te decidiste a escribir sobre ese surrealista verano ,qué se te iba a olvidar y es seguro Premio Nadal en cuanto te decidas a presentarlo. Qué risa recordando alguna experiencia también vivida en ese piso. Ansiosa estoy por que aparezca en próximas entregas porque cada vez que la recordamos nos echamos unas buenas risas, eh?