martes, 27 de marzo de 2007

ME PUEDO TIRAR DE LA CAMA Y LLEGAR RODANDO AL INSTITUTO


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domingo, 18 de marzo de 2007

ASIGNATURA PENDIENTE

Aunque parezca imposible, todavía hay aficiones que al señor Esposo le quedan por conocer y practicar; o bien las practica con tan poco entusiasmo que ha sacado un cero patatero en su evaluación. Aquí le presento una buena muestra de ellas, algunas de las cuales (señaladas con un *) me agradaría mucho que practicara, entre otras cosas, para que nuestro desposorio fuera más placentero.


1. Acuarios
2. Aeróbic y aquaeróbic
3. Aeromodelismo
4. Armas
5. *Arte
6. Artesanía
7. Arqueología
8. Astrología
9. Astronomía
10. Aves
11. *Baile
12. Blogs
13. Bonsáis
14. Bordado
15. Bricolaje
16. Buceo
17. *******************************Cine
18. *Cocina
19. Coleccionismo
20. *Cómic
21. Cometas
22. Corte y confección
23. Cortinas y estores
24. Cuarzos y cristales
25. Decoración en vidrio
26. Ecologismo
27. Electricidad
28. Espeleología
29. Ferromodelismo
30. Filatelia
31. Fitness
32. Fontanería
33. *Fotografía
34. Ganchillo
35. Gatos
36. Globología
37. Glofofexia
38. Golf
39. Gusanos de seda
40. Halterofilia
41. Hierro y forja
42. *Historia
43. Jardinería
44. *Lectura y literatura
45. Macramé
46. Madera
47. Magia
48. Manualidades
49. Maquillaje y peluquería
50. Marquetería
51. Micología
52. Miniaturas
53. Modalismo naval
54. Narración creativa
55. Náutica
56. Numismática
57. Ocultismo
58. Ong´s
59. Ornitología
60. Ovnis
61. *Pintura
62. Papiroflexia
63. Puericultura
64. Punto
65. Punto de cruz
66. *Puzzles
67. Quiromasaje
68. Radioafición
69. *Repostería
70. *Pasatiempos: sudoku, autodefinidos, jeroglíficos, sopas de letras…
71. Quiromancia
72. Socorrismo
73. Soldados de plomo
74. Surf y windsurf
75. Taichí
76. Taller de velas
77. Tarot
78. Tatuajes
79. Tauromaquia
80. *Teatro
81. Tunning
82. Ufología
83. ******************************Viajes
84. Yoga

P.D. He ampliado la otra lista con vuestras sugerencias. Sigue abierta.

lunes, 12 de marzo de 2007

¿ALGUIEN NECESITA MONITOR DE OCIO Y TIEMPO LIBRE? (Ampliado)

Siempre me han pesado mis escasas habilidades para el ocio y el tiempo libre. En mi adolescencia he sido nula para los deportes, quizá marcada por los tormentos del asma infantil y la poca coordinación de mis extremidades. Los juegos de mi infancia consolidaban el papel tradicional de princesita en el que fui educada, y en ellos el riesgo, el ejercicio físico y la destreza brillaban por su ausencia. Con excepción, quizá, de los juegos que practicábamos a la goma o la comba.
El caso es que siempre he llevado ese lastre encima, que he intentado ir superando con voluntad. Así, aprendí sola a montar en bici, ya casi con 12 años, con tesón y tragándome el complejo de inferioridad. En mi adolescencia me empeñé en aprender a jugar al tenis (creo que con insuficientes resultados), empleando las tardes de canícula en darme la caminata al Poli, obstinada en golpear con garbo la pelotita. Después, con 24 años, me arranqué la espinita de no nadar en otro estilo que no fuera el de “perrito”, acudiendo a clases de natación durante casi un año.
También he claudicado, claro, por ejemplo, en los deportes en los que es necesario botar cualquier tipo de cuerpo esférico con la mano. Mis limitaciones las conozco. Por eso, todavía hoy me muestro automáticamente reacia a probar diversiones nuevas, especialmente las que supongan juego en equipo, aunque luego me vaya desprendiendo de los prejuicios y me aplique, no sin refunfuñar una o varias veces, a la práctica del esquí o (una sola vez), al pádel.
Esta deliberación surge de la conclusión que últimamente saco sobre lo importante que es compartir aficiones para gozar de una sana y próspera vida social. En mis años más mozos, los pasatiempos que me permitían engrosar mi agenda siempre pasaban por alguna “ginebrá” bien llevada. Muy pocas veces compartía juegos de cartas, tertulias literarias, billares o cines, que es uno de esos hobbies que he practicado muchas veces en solitario con el orgullo de sentirme algo más cinéfila (bendita ingenuidad).

El caso es que cuando he ido descubriendo en el Esposo el gran número de aficiones y aptitudes que se iban sumando a su lista particular, me he alucinado tanto que creí conveniente y necesario hacer una sucinta pero precisa enumeración. Algunos de vosotros creeréis que exagero, pero al menos alguna vez, el Esposo ha practicado con resultado positivo, donaire y entusiasmo alguna de las prácticas que paso a relatar a continuación (aunque algunas de ellas, como por ejemplo conducir, no se considere afición, también requiere pericia, o sin no que se lo digan a alguno/a que yo me sé):

1. Acampada
2. Adiestramiento de canes
3. Ajedrez
4. Antiliga
5. Atletismo
6. Badminton
7. Baloncesto
8. Balonmano
9. Béisbol
10. Billar
11. Bolos
12. Caza
13. Ciclismo
14. Conducir coche
15. Conducir moto
16. Counter strike
17. Damas
18. Dardos
19. Dominó
20. Equitación
21. Escalada
22. Esquí
23. Frontón
24. Fútbol
25. Futbolín
26. Fútbol-sala
27. Guitarra eléctrica y española
28. Jockey sobre patines
29. Informática
30. Judo
31. Juegos de mesa: Catán, Parchis, Oca, Risk, Trivial, Barcos, Pictionary…
32. Juegos de calle: “eme?, ladrón y ministro”, “a la una mi mula”…
33. Karting?
34. Minigolf
35. Monopatín
36. Monopoly
37. Monopatín
38. Mus
39. Música
40. Naipes: Chinchón, Cinquillo, Continental, Hijoputa, Siete y media, Póker, Solitario
41. Natación
42. O-game
43. Orientación (carreras)
44. Origami rudimentario para fumadores
45. Pádel
46. Patinaje
47. Pesca
48. Pinball
49. Petanca
50. Play-station
51. Rol
52. Rugby
53. Scalextric
54. Senderismo
55. Tenis
56. Tenis de mesa
57. Tetris
58. Tragaperras
59. Vinos
60. Voleyball
61. Waterpolo

A modo de conclusión, me gustaría terminar con este interrogante simple pero clarividente: ¿De verdad hice bien en sacrificar los mejores veintitantos años de mi vida encerrada estudiando para labrarme un futuro, privándome de relacionarme con mundos (y hombres) desconocidos? ¿Si me hubiera dedicado a la vida social tendría ahora más amigos y ganaría más que mi mujer? Estos enigmas de la existencia son inefables, pero me llevan a un aforismo por mí tantas veces repetido: ¡Pa tó hay que tener suerte en la vida!