domingo, 27 de enero de 2008

LO TUYO ES PURO TEATRO. Capítulo 2.


(Todos los personajes y hechos relatados en esta historia son reales. Así como los lugares y la ambientación, que están inspirados en la ciudad de Madrid. Cualquier otro parecido con la ficción es pura coincidencia).

Aquel jueves llegué de Cortefiel, como siempre, sobre las 8,30 de la noche. En el salón estaba la loca viendo la tele. Se había puesto, esta vez, un vestido fucsia de lentejuelas, una peluca rubia oxigenada con flequillo y los habituales tacones de plataforma que le otorgaban a su cruce de piernas un estilo Sharon Stone nada casual.

- Hola, mari -me dijo.

- Hola, mari -le contesté, contagiada desde el primer momento por el argot de mi nueva familia-. ¿A que no sabes con quién me acabo de cruzar subiendo por Andrés Mellado? Con Fernando Colomo, tía.

- ¿Con Fernando quién…? Ay, mira, no empieces con tus cosas –protestó, sin mirarme siquiera-. Va a venir la Fefa. Por cierto, que mañana me toca picking, ya sabes, a chupar almacén por un tubo, así que me levantaré más temprano que tú. Tengo que entrar a las 7.

- No problem, tu cama es lo único grande que hay en esa caja de cerillas que tienes por cuarto. Cabremos las dos. Eso si recoges primero los veinte pares de zapatos que tienes desperdigados por el suelo. Algún día me tropezaré e iré a caer de bruces sobre el sofá.

- Pues seguro que te caes allí encima del Fernan.

Jajajajajaj, reímos las dos.

- ¿Ya conoces el “peta-móvil”?

Ante mi ignorante arqueo de cejas, prosiguió:

- ¿Ves el taburete donde estiro siempre las piernas cuando ME siento en el sillón? –me preguntó, retóricamente y exagerando sin inocencia los pronombres personales-. Ahora es SU peta-móvil. Lo va cambiando de sitio, a placer, según donde se siente. Coloca allí todos sus archiperres para fumar: el tabaco, el mechero, los chivatos de los paquetes… para, cuando llega, tenerlo todo a mano y liarse tranquilamente los petardos. Todo el día peta-móvil p´arriba y peta-móvil p´abajo. Entre el peta-móvil y la guitarra me tiene frita. Ahora le ha dado por Serrat. Essssssssssssssss que no puedo con él.

- Por cierto, ¿viene a cenar?

- Psssssssss. Imagino. Se traerá su arroz tres delicias del chino de la esquina, como hace siempre.

- ¿Y tú te harás tu sándwich de pan bimbo con huevo frito, como siempre?

- La verdad es que no debería, mari, me estoy poniendo gordísima-. En ese instante se levantaba el vestido, se estiraba el pellejo de un costado y me lo mostraba, preocupadísima- Mira la “lorza”.

- Sí, claro, la lorza.

Era un saquito de huesos, se pasaba el día de parranda (la verdad es que el piso invitaba groseramente a largarte, pies para qué os quiero), pero se quejaba de su gordura solamente para oír mis reproches maternales.

Ding-dong. La Fefa.

- Hola, maris. Smuac, smuac. Estás divina, tú, con ese pelucón rubio. Si vieras el corsé tan mono que me he comprado hoy.

- Ay, cántanos algo de la Panto, venga –rogaba yo.

Y la Fefa, encantada de la vida, se empelotaba, se aviaba una bata de cola con dos toallas de baño y, con un micrófono-bote de gel en la mano se arrancaba a cantar. Bailaba igualita, igualita que la Pantoja. Se había tragado todas sus galas televisivas (que grababa en video y atesoraba desde los 15 años) y conocía al milímetro cada gesto, cada patada a la ristra de volantes, cada gorjeo. Se me enamora el alma, se me enamora… Se subía al sofá y tiraba besos al público. Cada vez que te veo… Se golpeaba el pecho con pasión. Doblar la esquina… perfumado de albahaca y manzanilla. Saltaba al suelo de nuevo y daba vueltas alrededor de sí misma entornando las muñecas. Se me enciende la luna cuando me miras.

Yo disfrutaba de la actuación como una niña chica. Cada día me fascinaba un chisme nuevo, una postura, un modelito. Al principio temí que mi intrusismo en sus vidas coartara la libertad que habían ido buscando al huir de la opresión familiar, pero enseguida entendieron que yo no era más que una espectadora deslumbrada y curiosa.

Después del arrebato artístico se sentaba a charlar. No sé si lo he dicho alguna vez. Era ingeniero.

- Pues hoy he visto al Ulises, hacía tres meses que no lo veía. ¿Sabes que se ha puesto tetas, no?

La loca asentía, con el gesto elocuente de: “se veía venir”.

- Dice que ya no trabaja más en los bares, que ha acabao hasta el coño. Que en la calle Montera gana más dinero. De piedra me he quedao.

La Fefa, que ya me iba conociendo, me miraba entonces, lenta, sibilinamente, y se sonreía.

- ¡Anda que contigo hay que tener poco cuidado! Que luego lo vas escribiendo todo por ahí. No es bueno echarse una amiga escritora, que luego te saca en los libros y se entera todo el mundo.

Yo pensaba en Elvira Lindo, que hacía exactamente eso mismo, y me defendía:

- Tú sabes, cariño, que tarde o temprano tendré que escribirlo todo. Lo sabes porque esto no da para un libro, da para una colección.

- Pues… ¿sabes lo que te digo?… –me agarraba del brazo comadreando-: Que si vas a escribir MI VIDA, te la tendré que contar desde el principio.

Y me la contó, como una folclórica divina que estuviera narrando sus vivencias a un biógrafo insigne. Me contó la infancia de un niño feliz, pero acuciado por el indicio de la diferencia. Me contó una adolescencia difícil, como todas las adolescencias, perseguido por el estigma de su auto descubrimiento y auto rechazo. Me contó su reacción de después ante la presión social: acostarse con todas las mujeres que se le iban cruzando por el camino y después abandonarlas (la Fefa era muy guapo, todo hay que decirlo), para forjarse una reputación de macho implacable que le funcionó durante algún tiempo. Después vendría la crisálida, la metamorfosis, la huida, la libertad: el nacimiento de la Fefa.

Ding dong. La Yanqui.

Llegaba de El Corte Inglés de Princesa, que le caía a trescientos metros de casa, donde trabajaba, con bastante éxito, en la sección de Señora. Tenía un grupito de clientas que la buscaban siempre a ella para que las atendiese.

- Hola, maris. ¿Y mi marío dónde anda? –preguntaba-. Este maricón seguro que se ha vuelto a pasar la tarde en la sauna. Bueno, prepararé la cena para cuando llegue.

Se quitaba el traje de chaqueta y se ponía el pijama. Mientras picaba la cebolla, asomaba la cabeza por la puerta de la cocina, y añadía:

- Ah, por cierto. Que mañana viene mi primo del pueblo. Como es de suponer, no sabe nada.

La loca se inmutó, por primera vez. La miró asesinamente.

- Ya sabes, mona, a quitarlo todo -le contestó la otra, contraatacando su mirada con otra de: “y no hay más que hablar”.

Y con todo se refería a: la Enciclopedia del Mundo Gay de las estanterías, la foto de la loca travestida de dragqueen de la pared del salón, los trece pósters de chulazos que adornaban las paredes del pasillo y las habitaciones, las postales del Día del Orgullo, los ejemplares de la ZERO, los tacones, las plumas, las lentejuelas, la purpurina, los lubricantes… Todo. De repente, la distancia geográfica no servía para huir de la realidad, del rechazo. Marcharse lejos para ser uno mismo y tener que volver al armario a la mínima sospecha de poder ser descubierto no era un buen plan. Pero era el que había.

- Todo, mari, que no se te olvide.

(Continuará).


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios!! Peluca rubia y flequillo?? Imitando a Isabel Pantoja?? Jajajajajaja, que bueno, que bueno.
Estoy deseando ver qué pasa cuando llega el primo al piso, jajajaja.

Tíaaaaaaaaaaa, Tercera entrega ya!!!

MALAVENTURA dijo...

avido del terce capitulo me hallo

Anónimo dijo...

Hace muuucho tiempo que no leo un libro, pero si sigues así creo que esto se puede considerar algo así como leer uno no ?, jajaja, que bueno !!.
Por cierto, me reafirmo en mi comentario anterior, esto se parece cada vez más a una peli de Almodovar, o no ?
Venga esa tercera entrega !!!

Anónimo dijo...

¿Donde te metiste?, supongo que en ese piso, no habría tiempo para el aburrimiento.

Tiene que ser duro, irte de tu casa para ser uno mismo y cuando lo has conseguido y eres feliz, cambiarlo todo porque viene tu primo.

Anónimo dijo...

ayyyy, ese pobre primo ignorante de ese mini Chueca donde se va a meter!!!! Qué risa!!!!

Unknown dijo...

necesito al Fernan!!!

Anónimo dijo...

ajjajajajaja que caña....esto que viene no lo sé, lo espero con impaciencia, venga dale ahiii