jueves, 3 de julio de 2008

RAPHAEL

El pasado lunes estuve en el concierto de Raphael en el “López de Ayala” de Badajoz. Le había regalado las entradas a mi madre en lo que, creo, ha sido el más acertado regalo de cumpleaños que le he hecho nunca. Llevo escuchando sus canciones y los efusivos halagos maternos desde pequeña, así que me esperaba la reacción entusiasmada de mi progenitora, que disfrutó del acontecimiento como una enana. Yo también lo pasé bien, pues ya digo que conocía casi todos los temas, y he de decir que el concierto fue realmente un espectáculo (de casi dos horas y media de duración, que ya hubiéramos querido con Ricky Martin). Con el piano como único acompañamiento, hizo un amplísimo repaso de su carrera musical, cantando temas de siempre e imprescindibles: Qué sabe nadie, Digan lo que digan, Yo soy aquél, En carne viva, Desde aquel día, Procuro olvidarte… También se escucharon melodías más recientes y desconocidas: Ahora, E-mails, Los hombres lloran también. Y otras sorpresas que forman parte del acervo musical hispanohablante, como el laudatorio himno Gracias a la vida, de Violeta Parra, y que para Raphael es un canto nuevo de esperanza tras su superada enfermedad.

El público era, en su mayoría, femenino, y aunque la edad rondaba entre los 50 y los 60 años, ancianas de canísimo pelo aplaudían asimismo enfervorizadas. Los señores no se quedaban atrás y gritaban sus hurras desde el anfiteatro. Es probable que yo fuera de las asistentes más jóvenes. Pero ya quisiera para mí la vitalidad, el frenesí y el furor uterino-menopáusico de las señoras.

Si os queréis hacer una idea del ambiente que allí se respiraba, emplearé una sencilla comparación. El desenfreno que causó los Tokio Hotel en las quinceañeras del recentísimo Rock in Rio Madrid se me antoja una reacción pusilánime comparada con el ardor de las cincuentañeras de esa noche, a las que más de una vez tuvieron que llamar la atención los de la organización, porque, si las hubiesen dejado, se lo habrían comido vivo. Los vivas, eres el mejor, enhorabuena por la boda, que tienes que venir más a Badajoz, guapo, artista, eres más grande que la selección, etc. interrumpían constantemente. Algunas damiselas se acercaban al escenario para hablarle u ofrecerle un obsequio, por lo que eran retiradas rápidamente de allí por las chicas encargadas de mantener el orden; o agitaban los brazos con fruición desde los palcos para obtener una mirada, un saludo, un guiño, un beso volador. Había una señora en la primera fila que respingaba en su butaca cada vez que aplaudía. Y lo hacía compulsivamente, con un meneo de brazos y hombros que la hacía rebotar hacia atrás. Boing boing boing. Todavía hoy debe de tener agujetas en los antebrazos. Porque… no he escuchado más aplausos en ningún otro evento a los que he asistido en mi vida. Se aplaudía al escuchar los primeros acordes de la canción, al terminarla, durante su ejecución, a cada palabra que el dramático cantante pronunciaba, con cada giro de muñeca (que los hubo, y muchos), con un gesto, un baile, un ademán. Qué hombre, cielos, no se cansaba de hacer muecas.

En cuanto a él, aparte de bajito (aun con los botines con alzas que suele calzar) y melenudo (con cierto aire rejuvenecedor tipo Aznar), es cierto que con el paso de los años ha ido aplacando el histrión que lleva dentro. Pero, como bien sentenció mi madre al terminar la gala, AÚN SIGUE SIENDO AQUÉL, con sus consabidos tics y gorgoritos. Desmesurado y melodramático, altisonante y afectado: un galán endiosado, pero simpático y cautivador. Único en su estilo y mil veces imitado. Un artista grande de la vieja escuela, consciente de su envergadura. Y en el escenario… un escándalo, un auténtico escándalo para sus fans.

Qué dirían sus nietas si las vieran…


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Imagino que fue uno de esos acontecimientos al que una va sin mucho entusiasmo y que, al final, acaba sorprendiéndole positivamente. A mí me parece un poco impresentable como persona; y aunque no despierte en mí mucho entusiasmo su vida ni su obra, no puedo dejar de reconocer que ha creado y sigue creando escuela. Por supuesto, le reconozco el mérito de seguir aguantando en los escenarios con bastante dignidad artística. Y bravo por esas cincuentonas marchosas!!!!!

Anónimo dijo...

Para que luego digan de la juventud, menudas locas.....jajajaja.
Oye!! No voy a consentir que digas que el concierto de mi idolatrado Ricky Martin fue corto, porque fue perfecto, tanto en el tiempo que duró como en la actuación y, por supuesto, en el movimiento de sus caderas, jajaja.
A mi me encanta Raphael, al igual que Julio Iglesias, siempre que no hablen, que´sólo se limiten a cantar.

POR CIERT, ID PONIENDO YA LOS 25 EUROS DEL DIA DO MAR!!!

Anónimo dijo...

pues yo personalmente pienso que este tio es un payaso, tendra buena voz que no lo discuto, pero es un autentico payaso, ademas toda la musica de esa epoca en españa o casi toda para mi es pura basura.
Me alegro de que lo disfrutaras chati.

Anónimo dijo...

vaya hombre ya tenemos a Fernandisco y sus criticas musicales jajaja yo no creo que fuera a uno de sus conciertos pero me parece un tio que ha marcado una epoca, un gran artista y un personajazo con el que me parto el culo.

Blanca me tienes que contar los gestos y los bailes que hacía

La Narrattrice dijo...

Sentinel, eso no se puede describir, es inefable, hay que verlo, jajajajaj


A mí me gusta Raphael porque me recuerda a mi infancia, como algunas canciones de Roberto Carlos, pero he de admitir que es un poco inaguantable.

Anónimo dijo...

mira primo yo te admiro por muchas cosas pero por tus gustos musicales NO, asi que te cuezan

La Narrattrice dijo...

Algunas de las últimas canciones de Raphael las ha compuesto Bunbury, no lo sabía.